jueves, abril 14, 2005

Historias de arrimones repentinos, tallarines ilícitos y arrepentimientos II

Me había “enamorado” no se porque, yo creo que porque fue la única que me hizo caso, termino el primer semestre en la universidad y yo había quedado idiotizado por una mujer que ni conocía bien, ni de mi ciudad era, hasta mi familia estaba enterada de que esta mujer me llamaba la atención, salimos de vacaciones de fin de año, le pedí su teléfono y todo bien, pensé en no ser pesado y dejar pasar unos días antes de hablarle, antes de eso, me encontré a mis nuevos amigos de la universidad, y planeamos aventarnos un tour por el sur del estado, a huevo, cada quien había quedado idiota con una vieja de aquel lado, uno con una de Guaymas, otro con una de Navojoa y yo, con la de Obregón, nos juntamos, planeamos y nos trepamos a la Cristina, el carro de mi amigo, salimos un viernes por la mañana, llegamos a Guaymas, comimos en la casa de la que estaba enamorado uno de mis amigos y jugamos Nintendo como 2 horas mientras aquellos “platicaban” en el cuarto de la mujer esta, mas tarde salimos a Obregón, ya era tarde para ir hasta Navojoa, llegamos a Obregón y numero de teléfono en mano le hable a aquella, ya habíamos planeado que dormiríamos en el estacionamiento de la plaza Tutuli, claro, adentro del carro, que nada mas iríamos a saludarla, tal vez cenar, que nos sacara a pasear, ir a tomarnos algo e ir a dejarla, para después irnos al estacionamiento a dormir, le hable para preguntarle la dirección exacta de su casa y nada, no estaba, que había salido no me acuerdo a donde y que en una hora volvía, bueno, aprovechamos para dar un vuelta por la ciudad, checamos bien donde estábamos, entramos a jugar a la plaza, me robe un disco de la maquina de pinball de aire, jugamos billar entre otras sanas actividades, volví a llamar y nada, me dijeron que si de donde hablaba y le explique a la persona: mire, es que somos compañeras de la mujer esta, nos vinimos en carro desde hermosillo y ahora nada mas la andamos buscándo para ver si salimos en la noche a algún lugar, sorprendida la persona me dio la dirección y juro que para cuando llegáramos estaría ella ahí, buscamos como locos las calles hasta que las encontramos, no es tan fácil, llegamos, nos aventamos un disparejo para ver quien tocaba y le toco al de la de Navojoa, se bajo, toco, lo recibieron y nos bajamos, ella aun no llegaba, el de la de Navojoa se quería ir pero ya a buscar a la suya, eran las 5 de la tarde y el chofer ya estaba cansado y era muy envidioso, no prestaba su carro para nada así que nos quedamos a esperar, después de un vaso de agua (que nos cayo mal porque ya llevábamos como 4 caguamas), nos sentamos en la banqueta a esperar, a pesar de la insistencia de que pasáramos a sentarnos en la cómoda sala, cual, pasaron 20 minutos y llega un carro, se baja un tipo por el lado del chofer, pasa al lado del copiloto como buen caballero y abre la puerta, baja esta mujer, se despiden y le planta tremendo beso, con la cara larga me le quede viendo y ella con la cara de sorpresa me recibió, en ese momento no sabia si reír o llorar, esa misma mujer se me había echado encima para casi violarme en Hermosillo y ahora resultaba que tenia novio en su ciudad, el de la de Navojoa se encabrono mas que yo y exigió irse al instante, lo cual el chofer con una carcajada interna negó, quería ver que hacia yo, y con coraje me aferre en quedarme, le cagaria el fin de semana, mínimo esa noche, el carro arranco y ella se acerco: Hola, me dijo. Y yo dije: Hola, acto seguido le plante un beso como con el que la habían despedido, claro ya no buscaba ganármela ni demostrar nada, solo quería que se asustara y se diera cuenta que había ido nada mas por ella, nos separamos y me solté riendo, ella volteo a la puerta de su casa y su mamá estaba con un carón viendo la escena, ya de mi mente se había borrado aquella mujer de la que estaba “enamorado”. Cuando entramos a su casa lo único que pensaba era: “Ve nomás la putita, teniendo novio aquí y a mi, me traía de su wei allá”, me presento con su familia como su amigo, de el que ya les había platicado antes y yo pensaba: “chiga tu madre” sonreía hipócritamente y me hacia el inocente. Comimos, bueno, cenamos, compramos cheve, nos acoplamos con su hermano y nos pusimos una pedota en el patio de su casa, a mi al tiempo ya se me había olvidado donde estaba y nos quedamos a dormir, en la mañana medio crudos agarramos camino temprano, indignados mas mis compañeros de viaje que yo, íbamos rumbo a Navojoa, a medio camino el interesado se encabrono y decidió volver, ya no quería ir a Navojoa, temía que le fuera a pasar lo mismo que a mi, sin pensarla dos veces dimos vuelta en “U” y nos regresamos, pasamos por Obregón con la nariz en alto y viendo a todo mundo por encima del hombro, llegamos a Guaymas, compramos 2 caguamas y nos dedicamos a buscar a “el maniaco” otro que habíamos conocido en la universidad, por fin lo encontramos, dimos una vuelta por Guaymas y nos encontramos con su novia, a quien habíamos buscado todo el tiempo porque según “el maniaco” estaba piratona pero tenia mucha lana, nos metimos a un bar que esta en el ultimo piso de un edificio llamado el mirador enseguida de la plaza de los tres presidentes y nos tragamos una botella y media de Don Pedro, no nos había hecho nada, estábamos encerrados, salimos medio atarantados, yo con botella en mano y madres, nos dio el aire, hasta ahí me acuerdo que empecé a caminar en cuatro patas, llegamos al carro y le dimos mil vueltas a Guaymas, le chocamos a un Taxi, el taxista termino por ceder y no agüitarse del golpecito y no se a que horas ni como termine en el cuarto de “el maniaco”, no, desafortunadamente para su morbo, no paso nada afortunadamente para mi, todos nos quedamos botados, el apodo de “el maniaco” era solo porque así le decía el a todo el mundo “maniaco”, cosa que claro, no me incomodo, en fin, que yo me acuerde, esta fue la primer peda que me puse por despecho, si y a chuchita la bolsearon.

Moraleja: ¡pinche taxista pendejo!

Ah se me olvidaba, hoy, cada vez que veo a esta mujer me da un gusto, pero gusto, gusto, mucho gusto creo, pero muchisisisisimo gusto no haberme aferrado, hoy es una tipa al estilo cochi parado, es un tinaco, pero sin marca, se la vivió de novio en novio entre Hermosillo, Obregón… y bueno, quien sabe que tantas ciudades mas, y ahora esta sin un perro que le ladre, hasta creo que lesbiana se volvió.

3 Comments:

At 10:46 a.m., Blogger Mayoli said...

asi pasa cuando sucede mi querido.
y ni modooooooooooooooooooo

creo que todo el mundo tiene alguna historia asi y/o una peda por despecho.

cuando nos despechemos uno al otro nos pisteamos juntitos y que se nos olvide porque estabamos despechados
va?

aiglobiu
jij :$

 
At 4:42 p.m., Anonymous Anónimo said...

Que buena historia. Y me imagino que por cuestiones de hueva para escribir más se omiten las clasicas microaventuras producto del alcohol.

Buuu a la raza de Obre.

 
At 6:30 p.m., Blogger kiki said...

la unica microaventura fue con el maniaco jajajaja no es cierto, pues si, creo que omiti ciertas cosas, pero tal vez salgan en
"Historias de arrimones repentinos, tallarines ilícitos y arrepentimientos III" jajajaja

por cierto... bueno... eso reclamare en tu blog... npero nunca vi la foto de la graduacion

 

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